¿De dónde provienen estas preocupaciones e insatisfacciones que nos amargan la vida?
Gonzalo es un chico de 22 años, está acabando la carrera de ingeniería civil. Siempre ha sido un chico guapo y atractivo, en el colegio tenía muchas pretendientas y en la universidad. Le gusta su carrera y cree que podrá tener una buena trayectoria. Últimamente Gonzalo está dándose cuenta de que se le está cayendo el pelo y cada vez más, se despierta y al peinarse mira por todas partes su cabello caer. Se siente cada vez peor y no sabe a quién decírselo porque no es de hombre hablar de ese tipo de cosas. Empieza a estar preocupado y a pensar en que nadie le va a querer si se queda calvo. Llega el fin de semana y se queda sólo en casa porque no se atreve a salir ni a llamar a su compañera de clase, tan guapa y que le había propuesto quedar. Cree que no le va a gustar.
No es algo nuevo el que sepamos que en nuestra sociedad se le de mayor importancia a cómo te ven desde fuera que a cómo te sientes por dentro respecto de tu físico. El hecho de saberlo e incluso que nos parezca una tontería no previene a casi ninguna persona el haber experimentado la sensación de vernos »bien» en algún momento y de vernos »muy mal» en otro momento.
Lo más seguro es que no seamos muy diferentes cuando nos sentimos bien de cuando no, pero lo que sí difiere es cómo nos sentimos, cómo enfocamos nuestra existencia en aquel momento y qué tipo de resultados obtenemos en nuestra relación con los demás.
Si creemos que somos suficientemente atractivos actuaremos como tales, y así nos sentiremos seguros, tranquilos, merecedores de las cosas buenas que nos pasen. Si, por el contrario, creemos que no lo somos en absoluto, tenderemos a actuar como pobres infelices, que sólo se le conceden cosas por pura caridad y que en realidad no se merecen nada.
Pongamos como ejemplo a Lucía, en un día que se levanta de buen humor y al vestirse y verse frente al espejo se dice »no me gustan mucho mis piernas, pero mi sonrisa es bonita, y este mono que he puesto me favorece bastante». Lo más probable es que Lucía atienda a su trabajo con tranquilidad, sonriendo, hablando con la gente y abierta a conocer gente. Los demás la percibirán como atractiva, abierta, segura. En cambio, cuando Lucía está controlada por su problema se siente triste, apática, sin ganas de sonreír y menos aún de estar con gente, se interesa sólo por su problema y al final las personas al sentir falta de interés por su parte se alejarán de ella.
¿Qué ha pasado?. Ella es la misma persona y tiene el mismo cuerpo en ambas situaciones, ¿qué es lo que está poniéndose de relieve en el ejemplo?. La imagen corporal.
¿Qué es la Imagen Corporal?
La imagen corporal es un concepto que se refiere a la manera en que uno percibe, imagina, siente y actúa respecto a su propio cuerpo; es decir, se contemplan aspectos perceptivos, aspectos subjetivos y aspectos conductuales (Rosen, 1992).
- Componente Perceptual: Precisión con la que se percibe el tamaño corporal ya sea en su totalidad o por partes. Las alteraciones de este componente sería la sobrestimación (unas dimensiones mayores de las reales) o subestimación (percepción inferior al que realmente es). En trastornos de la conducta alimentaria se habla de sobrestimación corporal.
- Componente Subjetivo: Las valoraciones, actitudes, ideas y sentimientos que despierta el cuerpo (satisfacción, ansiedad, preocupación, etc). Bastantes estudios sobre trastornos alimentarios han hallado insatisfacción corporal.
- Componente Conductual: Lo que se hace en función de cómo perciba y se sienta con respecto a su cuerpo (exhibir, vestir con ropa holgada, evitar situaciones sociales para no mostrar el cuerpo como playa o piscina, etc).
La imagen corporal como vemos es una idea compleja y con muchos matices, no es una idea fija e inamovible, puede ser diferente a lo largo de los años, tiene un fuerte anclaje a lo largo de la infancia y adolescencia, pero está mantenida por multitud de situaciones y maneras de interpretarlas según el momento.
Tener una buena o mala imagen corporal influirá sin duda en cómo nos sentimos, nos percibimos, lo que hacemos. Influirá sobre qué lugar saldremos a relacionarnos con el mundo y por lo tanto afectará también a cómo el mundo nos responda.
El caso de Gonzalo como el de Lucía son ejemplos de personas que están afectadas por la imagen corporal que tienen de sí mismos, afectando así a muchas áreas de su vida. A veces es pasajero, pero muchas veces por desgracia va a peor generando mucho malestar en la persona que lo sufre.
Blanca Ruiz Múzquiz